Uno de los problemas que se presenta al enfrentar cualquier trabajo visual es, el no entendimiento de “cómo tener una lectura adecuada” de las imágenes.
El objetivo de cualquier fotógrafo, es como construir y desarrollar fotografías que tenga una lectura inmediata por parte del espectador, en las cuales se produzca un proceso de sensación/percepción instantáneo y que las características de estas imágenes, tengan cierto grado de ambigüedad, es decir, mostrar seduciendo y no describiendo. El problema presente es, ¿cómo “manejar” la lectura que se puede atribuir a éstas imágenes? (Efectividad).
En la fotografía casi siempre ha estado presente una imagen reconocible, la función del medio fotográfico; ser un índice de algo “que estaba allí”, ha ido de la mano con la función representativa del medio: proveer una imagen fidedigna de la realidad. Aún en la fotografía abstracta, que es el caso puntual de estas imágenes, en donde la figura del cuerpo humano es lo que mantiene ligado al referente fotográfico, el foco nítido evidencia que a pesar de que el encuadre hace difícil reconocer al sujeto, convirtiéndolo en composición geométrica o en textura, el lente de la cámara lo capta de manera precisa y tal como lo indica el referente, mantiene sus características de “cuerpo humano”. Por oposición, el desenfoque y el acercamiento (macro) del sujeto, lo convierte en pura textura y color, en forma casi desligada de su vínculo principal.
=Diego Aravena=